Previo al anuncio que me hicieran mis jefes sobre mi inminente "no renovación de contrato", hubo otro suceso que me sacudió e igual me entristeció: me salí del departamento en que estaba viviendo y regresé a casa de mis papás.
Las salida fue porque ya no aguantaba a mi compañero. Se volvió imposible convivir con él. Fue, en resumen un fiasco, un error haberlo hecho. Salí de ahí amenazado, chantajeado e insultado por él, que según era un amigo.
Sin ahondar en más detalles, fue una experiencia horrible y me quedé muy desalentado por cómo se dieron las cosas. Ahora súmenle que una semana después me informan que ya no tendré trabajo...
Me deprimí. Me hundí. Me sentí en el fondo... cayendo, cayendo.
Mis pensamientos pesimistas decían que ya lo único que me faltaba era que el novio me dejara, pero afortunadamente no me dejó, y ahí sigue conmigo. Apoyando a su manera.
Con el tiempo las cosas se han calmado; he de reconocer que, aunque aún ando afectado, ya no me siento deprimido.
Me quedé en el fondo, mirando hacia arriba, viendo la luz, viendo viendo el sol, viendo el cielo a través del mar y decidí que ya no había nada que perder, que esto podía ser un nuevo comienzo. No sé qué haré de mi vida, no sé cuándo conseguiré trabajo, no sé si me volveré a salir de mi casa... no sé.
No sé nada, sólo se que me voy a tomar un tiempo para pensar, haré algunas cosas pequeñas y luego volveré al ruedo. Pero no hay prisa, quiero flotar un rato, ver qué me trae la corriente. :)